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A medida que aumenta la conciencia, algunas personas comienzan a pensar que están "empeorando", por así decirlo, pero simplemente se están volviendo más conscientes de lo que ha estado ya ahí durante muchos años. Las personas a menudo me preguntan si están "empeorando" porque todavía pueden detectar patrones disfuncionales o reactivos dentro de sí mismos. No es que esos patrones simplemente desaparezcan a medida que crezca la conciencia en ti; simplemente serás más consciente de ellos.

En última instancia, a medida que te vuelves más consciente de los patrones reactivos, puedes verlos mientras que antes eras ellos. Hay una gran diferencia entre ver un patrón dentro de ti y ser el patrón, o ser utilizado por él, fusionarse con él o representarlo por completo.

Los patrones condicionados, o los comportamientos egoicos, se podría decir, no desaparecen de inmediato cuando te vuelves presente. Tienen su impulso, especialmente los patrones asociados con los residuos emocionales que llamamos "cuerpo del dolor". Pueden actuar durante bastante tiempo, incluso a medida que aumenta la presencia.

Por lo general, la secuencia es que después de que una persona experimenta enfado, o cualquier reacción inconsciente relacionada con el cuerpo emocional o con ciertos patrones mentales, la conciencia llega más tarde, después de que la energía del ataque cuerpo-dolor ha disminuido. Esto puede durar cierto tiempo para algunas personas; Puede pasar una hora, dos horas, tres horas antes de que te despiertes y digas: "¿Qué fue todo eso?"

Afortunadamente, la brecha de tiempo entre el evento real y el retorno de la conciencia tiende a acortarse a medida que te haces más presente, y eventualmente surgirá inmediatamente después de que haya sucedido, o incluso mientras la energía aún esté allí, pero ya no está en su punto más alto, en ese punto ya eres consciente de lo que está sucediendo. Y entonces el gran paso adelante es cuando en el medio te das cuenta.

En medio de esto, ya hay una conciencia mientras todavía está sucediendo. La conciencia está ahí justo en el momento en que entra la ira, por ejemplo; y justo antes de que se exteriorice y se exprese. Cuando el impulso llega para estar enfado/a, la conciencia está ahí; y en ese momento, tendrás la opción de expresarlo, no de reprimirlo, sino de respirar conscientemente, caminar hacia algún lugar o simplemente estar allí como presencia y dejar que pase a través de ti.

Luego, después de eso, puedes descubrir que el impulso no es tan fuerte como antes y lo notas justo cuando entra, e inmediatamente estás allí como presencia. Y el impulso se encuentra con la luz de la presencia y se derrite. ¡Así que sé paciente contigo mismo!

También puede suceder que a medida que la presencia comience a fluir hacia otras áreas de tu vida, tus relaciones, etc., el ego se une con el cuerpo del dolor, por así decirlo. Se retira a un rincón de tu vida donde ocupa una residencia muy firme y dice: "No me voy a ir de aquí". Es como si el resto de tu vida estuviera experimentando una gran mejora, pero hay un área en un pequeño rincón donde el ego y el cuerpo del dolor se refugian.

Por ejemplo, una persona en tu vida hacia la cual albergas un fuerte agravio. Todo lo demás está bien; perdonas a todos los demás! Pero existe esa persona, y en el momento en que piensas en esa persona o en el nombre que se menciona, una enorme afluencia de inconsciencia se apodera de ti. No tiene que ser una persona; Podría ser un grupo de personas. O podría ser sobre dinero. "Estoy de acuerdo con cualquier cosa, ¡mientras nadie mencione dinero!"

Entonces, cada vez que descubres un patrón disfuncional e inconsciente en ti mismo, no significa que hayas fallado; significa que estás ahí. Siempre es una gran cosa verlo en ti mismo.

Fin.

Espero que hayas disfrutado de este hermoso artículo del Maestro Eckhart Tolle y dejes ir la idea de que estás peor porque eres más consciente de tus patrones. De hecho, es una maravilla el poder ser consciente, pues significa que estás creciendo y avanzando en tu nivel de consciencia, que estás despertando de los condicionamientos heredados. Cuando detectas un patrón, es un gran momento pues se abre la puerta a que no te identifiques más con él y por tanto, a ser más tú como presencia consciente de lo que está ocurriendo dentro de ti, y elegir a partir de ahí algo diferente. Recuerda no eres la piedra de tu zapato, eres la consciencia que se da cuenta de que hay una piedra en el zapato;)

Sígue siendo consciente, observándote y aprendiendo de lo que hay en ti que no eres tú;) ese es el camino hacia la libertad de ser lo que verdaderamente eres.

Que sigas creciendo en consciencia y amor. Y cualquier duda sobre este tema, si quieres puedes plantearla en los comentarios, e intentaré resolverla.

Un abrazo enorme de luz,

Virginia Silván-Dalprem Kaur

Artículo original en inglés: https://eckharttolle.com/can-the-ego-become-stronger-as-one-grows-more-conscious/

 
 
 

En este post quiero compartir contigo ciertas señales que nos indican que no estamos en realidad amándonos de verdad. Es fundamental saber detectar estas conductas como señales que nos indican que necesitamos amarnos más para así poder disfrutar plenamente en nuestra vida y relaciones, en lugar de estar sufriendo.

La verdad es que no es agradable descubrir que en nosotros hay una falta de amor, y muchas veces lo que hacemos es distraernos de ella enfocando nuestra atención hacia fuera y pensando que son los demás los que no nos aman cuando en realidad somos nosotros.

Conductas que nos indican una falta de amor hacia nosotras/os mismas/os:

- Sentirte poco importante, rechazada/o cuando la otra persona no valida lo que piensas, no te contesta una llamada o mensaje, cancela un plan que tenía contigo, te dice no a algo que le pides, te dice que necesita estar sola/o un tiempo, realiza actividades sin ti, toleras conductas por su parte que te han mal, como gritos, faltas de respeto, etc. en resumen, cuando no cumple tus expectativas. Y ante ello, le acusas de no ser respetuoso/a, de que no le importas o le eres indiferente, de que no te quiere lo suficiente.

-Hacer cosas por la otra persona que en realidad no deseamos hacer pero las hacemos por miedo a que nos deje, nos critique si no las hacemos, o porque creemos erróneamente que eso es el amor ,es decir, las hacemos para complacer a esa persona a pesar de nosotras/os mismas/os. Este hecho hace que te sientas no amada/o cuando la otra persona no hace lo mismo por ti, es decir, no hace por ti lo que no quiere hacer. También, puedes sentir que esa persona es egoísta y te sientes víctima de su falta de amor hacia ti.

-A pesar del que la otra persona tenga detalles contigo, te diga cosas hermosas sobre ti, te diga que vales mucho, etc. piensas que no es sincera y no lo dice de corazón, incluso puedes pensar que lo hace para conseguir algo a cambio, o desconfiar de la persona y pensar que te ha traicionado y está haciendo eso para compensar. Es decir, no lo recibes como signo de que eres alguien valioso y eres amada/o por esa persona.

-Preguntarse constantemente si la otra persona de verdad me ama, buscar señales de que ya no le importas dandole importancia a detalles sin importancia como que no te haya mirado al entrar en la habitación o no te haya llamado hoy, etc. incluso aunque te dice que te ama con frecuencia y esté en una relación contigo o incluso estéis casados. Esto te hace estar en guardia y con desconfianza sobre el amor que esa persona te tiene, e incluso surge el enfado. O por otra parte, justificar la conducta de maltrato o falta de respeto de la otra persona hacia ti, de tal forma que te haga no actuar ni protegerte ante ese comportamiento, pensando que sí te ama a pesar de esas conductas. Esto te hace sentirte poca cosa, mina tu autoestima, genera ira contenida-conductas pasivo-agresivas- y en el fondo te hace que te conformes con la falta de amor en lugar de ir hacia un mayor amor en hacia ti en tus relaciones.

-Estar muy pendiente de esa persona y de su conducta hacia ti de forma muy controladora y ansiosa. Mirar mucho el teléfono por si te ha llamado o si no te ha llamado, controlar si está o no en redes sociales, querer saber dónde está y con quién, no hacer planes por tu cuenta y esperar a que puedas hacer un plan con esa persona o posponer un plan que ya tenías o cancelarlo si la persona te propone un plan inesperado, querer hacer todo juntos, etc. en resumen, vivir centrada/o en la otra persona y para la otra persona. Esto te hace sentir intranquilidad y ansiedad constante, no sientes tranquilidad pues crees en el fondo que la otra persona no te ama. O la cara contraria, permitir que la otra persona te controle y esté pendiente de todo lo que haces, eso también te genera ansiedad, agobio y malestar, te sientes atrapado/a.

-Ignoras todo signo y muestra de afecto y amor de la otra persona hacia ti o le quitas importancia, por ej, el hecho de que esté contigo en una relación, de que te diga que te ama con frecuencia, de que te diga cumplidos y te exprese que vales, que te exprese que puedes hacer lo que quieras y que quiere que estés bien, etc. O todo lo contrario, toleras que no haya a penas muestras de afecto y cariño hacia ti por parte de esa persona.

-Soportar comportamientos que no te gustan de la otra persona por miedo a perderla lo cual implica una incapacidad para poner límites sanos en la relación. Ante ello te sientes poco valorada/o, poco amada/o.

-Intentar todo el rato cambiar a la otra persona pues piensas que así todo iría mejor, el típico "si él/ella cambiará...". Lo cual te lleva a la frustración, pues no lo consigues y todo sigue igual. Importante ser consciente de que en realidad eres tú quién necesita cambiar y hacerte responsable de ti, y a veces eso puede requerir salir de esa relación. O también, se puede dar la cara opuesta pensar que sólo necesitas cambiar tú, que si cambias tú lo hará la otra persona, con lo que centras todo el peso de que la relación funcione en ti. Y aunque es maravilloso crecer e ir evolucionando personalmente, ese crecimiento interior personal y espiritual, muchas veces lo que hará es que salgas de esa relación. Pues nadie cambia si no quiere cambiar o no es su camino en este momento cambiar. Si no estás bien al lado de alguien, puedes crecer tú pero si ese crecer tú no hace que te encuentres mejor en la relación, es que esa relación ya cumplió su función en tu vida y es hora de concluirla.

-Ir en busca de todo tipo de entretenimiento y distracciones como salir mucho por la noche, abusar de la bebida u otras sustancias, ir en busca del "éxito profesional", comer en exceso, ver mucha tv o estar enganchado a las redes sociales, estar pendiente en exceso de tu apariencia física, necesidad de estar siempre rodeado/a de personas, comprar en exceso, querer un coche mejor, una casa mejor, buscar otra nueva pareja, mantenerte siempre ocupada/o, trabajar en exceso, pensar en exceso, querer controlarlo todo, querer más y más siendo nunca suficiente ni lo que tienes ni lo que haces, etc. etc. es decir, buscar la satisfacción fuera evitando a toda costa el parar, mirar hacia dentro o estar contigo a solas sin hacer nada, simplemente estar contigo para así no tener que sentir el dolor del vacío de no amarte a ti misma/o. Este tipo de actividad siempre te mantiene en búsqueda y con insatisfacción vital sin llegar nunca a lo que deseas de verdad, sentirte en paz y amada/o.

Todas estas conductas lo que ponen de manifiesto un problema que lleva mucho tiempo dentro de nosotros. Este problema ocurre porque tendemos a demandar de otros lo que más reacios somos a darnos a nosotros mismos, amor de verdad. Esto tiene su origen muchas veces en nuestra infancia en la cual aprendimos que el amor procede de fuera y hay que ganárselo, a la vez que aprendimos a sentir que cuando no recibíamos lo que deseábamos era porque no se nos amaba, e incluso que si nos amábamos a nosotros/as mismos/as y hacíamos lo que deseábamos se nos censuraba de que estábamos siendo egoístas y malas personas, también, por estar expuestos/as a abusos y maltrato de nuestro padre/madre u otra persona presente en nuestra infancia. Estas experiencias tempranas forman nuestro esquema relacional afectivo, es decir, la forma en la que relacionarnos de forma afectiva con los demás. De tal forma, que si en tu infancia no te sentías amado/a sino más bien lo contrario, se crea el hábito a nivel emocional de sentirte no amado/a (esa es tu costumbre) y te guste o no, eso es lo que repetirás en tus relaciones. Así que a nivel inconsciente depositamos la fuente del amor, del respeto, de la aceptación fuera de nosotros y el merecimiento o no de amor en función de la valoración externa y nos sentimos decepcionados cuando no se nos da lo que queremos, lo cual es nuestra tendencia (hábito) emocional. Sin embargo, podemos cambiar ese hábito emocional y el ser conscientes de ello, es el primer gran paso.

Hemos olvidado todo lo que de niño/a sabíamos, que somos amor y la fuente del amor está dentro de nosotros. Si observas a los niños/as más pequeños te puedes dar cuenta de que ellos hacen lo que quieren hacer, protestan cuando no quieren algo, piden lo que desean con fuerza y siempre saben lo que quieren con claridad, no hay miedo en ellos ni tampoco juicios. Nos sentimos bien al lado de los bebés, nos hacen reír y al mirar sus ojos sentimos su corazón limpio. Nos transmiten la pureza del ser y esa pureza está en ti, en mí en todos también, simplemente se necesita reconectar con ella.

Por ello, es fundamental comprender que si buscamos amor sin darnos amor primero a nosotros mismos, nunca estaremos satisfechos con lo que obtengamos. Además, no importará que se nos exprese amor verdadero si no cuadra con la idea de amor (creencia) que tenemos lo que hará es que las cosas vayan a peor. Por ello, es imprescindible aprender qué es el amor verdadero, para así soltar esas creencias erróneas heredadas sobre lo que el amor de verdad es. El amor hacia nosotros mismos no es ser engreídos/as, egoístas, y sólo mirar por ti, para nada, tampoco hacer lo que no nos gusta por el otro, sufrir por el otro y/o aguantar sus faltas de respeto.

Darnos cuenta de que no sabemos qué es el amor de verdad, que lo que creemos está equivocado y abrir nuestro corazón con humildad a recordar lo que de niños/as sabíamos de forma intuitiva, es toda una revolución del corazón, el reconcectarnos al amor verdadero, al amor sin condiciones.

Nadie nos ha educado en vivir desde el amor verdadero, pero eso no significa que no podamos aprenderlo ahora que ya somos conscientes. Sin amor verdadero no puede haber felicidad en nuestras relaciones ni en nuestra vida, es la base de todo bienestar.

Cuando alguien se ama de verdad sabe que es amor, está en paz, es libre y acepta lo que surge en su vida y en su interior fluyendo con ello y aprendiendo de ello. Está abierto a todo lo bueno en su vida, sabe poner límites sanos y no depende de otros para ser feliz. Es la fuente del amor en su vida y siempre tiene para sí y para los demás.

Tú puedes ser ese alguien lleno de amor verdadero;) Si quieres, puedes y si estás leyendo esto ya estás un paso más cerca.

Mi intención es que toda persona se sienta amada y plena por sí misma en su vida y relaciones, y el amor verdadero es el camino. Te invito a caminar hacia dentro para re-conectarte con él soltando todo lo que te aleja de esa conexión, pues está dentro de ti, y sólo tú puedes abrirte a él.

Un abrazo enorme de luz,

Virginia Silván-Dalprem Kaur

Si te ha resonado esta información y deseas apoyo para iniciarte en este hermoso proceso de reconectarte a tu corazón, puedes hacer click aquí y ver cómo podría ayudarte a realizar tu propia revolución amorosa interior.

 
 
 

Hoy quería hablaros sobre el crecimiento espiritual y sus signos, y me topé con este artículo cuando

me estaba informando. Resume tan bien lo que quería expresaros que decidí traducirlo al español. Es muy importante el ser conscientes cuando estamos en proceso de cambio hacia una vida más conectada con nosotr@s mism@s, más feliz, más llena de bienestar que ese proceso de cambio es un proceso de crecimiento espiritual. La felicidad, la paz interior, el amor verdadero, la alegría de estar viv@, de hacer lo que disfrutas, la compasión, la conexión con todo lo que te rodea, el perdón, la visión más amplia fuera de los límites que la sociedad marca, etc. todo ello es parte de un proceso de crecimiento espiritual, que no es otra cosa que un proceso de conexión con nuestra verdadera esencia.

Este artículo describe muy bien los signos que van apareciendo en ese crecimiento espiritual y espero que te sirvan de guía e inspiración para vivir más contectad@ en tu día a día. Pues ya sea que los tengas asentados en ti o estén despertando en ti e incluso si no te sientes así pero te gustaría, estos signos son una oportunidad para ser más conscientes. Sin más te dejo con esta hermosa lectura.

Signos de madurez espiritual

Autenticidad

El famoso psicoterapeuta estadounidense James Bugental llama a la autenticidad el valor existencial más importante de un ser humano. Él identifica tres características principales de la existencia auténtica:

1) Plena conciencia del momento presente de la vida

2) Elegir independientemente del modo de vida en ese momento

3) Ser responsable plenamente de esta elección que se toma.

La autenticidad hasta cierto punto generaliza muchas propiedades del individuo. En primer lugar, es una expresión de sinceridad hacia el otro. Una persona auténtica quiere ser ella misma en sus reacciones inmediatas y en su comportamiento holístico. Se permite no saber todas las respuestas a las preguntas de la vida. No actúa como si sintiese amor si se siente hostilidad en este momento. La dificultad de la mayoría de las personas es que gastan una gran cantidad de energía vital en el desempeño de roles o en la creación de una fachada externa, en lugar de utilizarla para resolver sus problemas reales.

Si la persona la mayor parte del tiempo se esconde detrás de la máscara de cualquier rol seleccionado, no es sorprendente que, en respuesta, reciba la misma actitud insincera de los demás. La autenticidad es el ejemplo más completo de comportamiento flexible.

Apertura a la experiencia propia y aceptación de los sentimientos.

Aquí, con franqueza, quiero decir sinceridad en la percepción de los propios sentimientos. La experiencia social enseña a negar, a rechazar los sentimientos, en particular, a los negativos. La presión de los demás obliga a desplazar o suprimir la tristeza, la irritabilidad y la ira. La sociedad nos dice: "No llores, no estés nervioso", etc.

Una persona espiritualmente madura no ahuyentará ningún sentimiento, incluidos los negativos. Acepta y experimenta cualquier sentimiento que tenga. Sólo, en este caso, puedes controlar exitosamente tu comportamiento. Es porque nuestros sentimientos desplazados son irracionales, es decir, se convierten en una fuente de comportamiento incontrolado.

Cuando nos damos cuenta de nuestras reacciones emocionales, podemos elegir nuestro comportamiento en cada situación y no permitir que los sentimientos inconscientes violen la regulación de nuestro comportamiento. Por lo tanto, nos llamamos a nosotros mismos "espiritualmente maduros" sólo si somos capaces de mostrar nuestra tolerancia a toda nuestra gama de reacciones emocionales y las reacciones emocionales de otras personas.

Desarrollo del autoconocimiento

El autoconocimiento limitado implica una restricción de la libertad, y el autoconocimiento profundo aumenta la posibilidad de elección en nuestra vida. Cuanto más sepa una persona sobre sí misma, mejor comprenderá a otras personas, y viceversa, cuanto más comprenda una persona a otros, más profundamente se comprenderá a sí misma. No poder escuchar lo que sucede dentro de nosotr@s aumenta nuestra exposición al estrés y limita nuestra eficacia en la vida. Es muy importante tratarse de manera realista y consciente.

La fuerza de la personalidad y la identidad

Una persona madura sabe quién es, quién puede ser, qué quiere de la vida, qué es importante para ella en esencia y qué no importa. Se vuelve a la vida con preguntas, responde las preguntas que le plantea la vida y prueba constantemente sus valores.

Una persona espiritualmente madura no puede ser un reflejo de las esperanzas de otras personas, actúa en su propia posición interna. Esto le permite sentirse fuerte en las relaciones interpersonales.

Tolerancia a la incertidumbre (la capacidad de resistir la incertidumbre)

Muchas personas se sienten incómodas en situaciones donde hay falta de estructura, claridad y certeza. Pero el desarrollo espiritual requiere dejar ir la zona de confort y abrirse a una nueva experiencia. Cuando nos sumergimos en nuestro viaje espiritual, no tenemos garantías ni claridad de lo que podemos esperar. Un viaje espiritual es muy individual e incluso los gurús espirituales muy experimentados no pueden darnos todas las respuestas de lo que podemos esperar.

Una persona espiritualmente madura entiende esto. Sabe que la vida es un viaje pero no uno cualquiera es una aventura. Es por eso que nunca sabemos qué nos espera el próximo día, qué tipo de desafíos enfrentaremos y qué decisiones tendremos que tomar. Todo lo que podemos tener es una gran confianza en nuestra propia intuición y la adecuación de los sentimientos, la confianza en las decisiones constructivas y la capacidad de asumir riesgos. Todas estas cualidades nos ayudan a soportar la tensión creada por la incertidumbre de toda la serie de situaciones de la vida.

Responsabilidad personal

Dado que la mayoría de las situaciones de la vida surgen bajo nuestro control, debemos ser responsables de nuestras acciones en estas situaciones. Comprender tu responsabilidad te permite tomar una decisión libre y conscientemente en cualquier momento de la comunicación: estar de acuerdo con los argumentos del interlocutor o entrar en una confrontación productiva.

La responsabilidad personal ayuda a tomar las críticas de manera más constructiva. En tales casos, la crítica no activa los mecanismos de protección psicológica, sino que sirve como información útil que mejora la eficiencia de las actividades e incluso la vida misma.

La profundidad de las relaciones con los demás

Cuando una persona espiritualmente madura evalúa a otras personas (sus sentimientos, puntos de vista, rasgos peculiares) lo hace sin condenarlos y sin usar etiquetas.

Algunas personas sienten que expresar sentimientos positivos obliga y, por lo tanto, restringe la libertad y los hace vulnerables. Otras temen el rechazo, por lo que sienten que la posición más segura es el rechazo de las relaciones cercanas. Y están satisfechas con la comunicación con el compañero/a en la distancia.

Pero si tienes suficiente madurez espiritual no tienes tales temores. Puedes expresar libremente tus sentimientos, tanto positivos como negativos, cuando te comunicas con otras personas.

Rechazo del perfeccionismo

La madurez espiritual implica un rechazo del deseo de ser perfecto. En lugar de culparnos por nuestros errores, debemos tomarlos como nuestras lecciones. Si aceptamos que no somos perfect@s, evitaremos tensiones y sentimientos de culpa innecesarios. En este caso, las relaciones con los demás se vuelven más profundas y, al mismo tiempo, más reales.

Empatía

La madurez espiritual implica la capacidad de una persona para sentir empatía. Los empátic@s entienden los sentimientos de las personas con quienes se comunican, así como la consideración obligatoria de ellos en el proceso de comunicación. El rango de manifestación de empatía varía ampliamente: desde una respuesta emocional ligera hasta una inmersión total en el mundo de los sentimientos de su interlocutor. Los empátic@s se dan cuenta de que los sentimientos que experimentan son un reflejo de los sentimientos de sus interlocutores.

Amabilidad y la compasión

La amabilidad se basa en el concepto fundamental del auto-reconocimiento. Estamos obligad@s a tratar todos los aspectos de nosotr@s mism@s con compasión. No sólo nuestros aspectos positivos, sino también aquellos que hemos negado. La madurez espiritual es un reflejo de nuestra profunda gratitud, amabilidad, compasión y perdón.

Sólo una vez que nos tratemos con amabilidad y compasión podemos tratar a los demás de la misma manera. Nuestra actitud hacia los demás es siempre un reflejo de nuestra actitud hacia nosotros mismos. Por eso siempre digo: "¡Ámate a ti mism@ primero!".

Paciencia

La madurez espiritual implica una comprensión del hecho de que el proceso de despertar pasa por muchos períodos y ciclos. Requiere nuestro compromiso más profundo.

La verdadera paciencia no aspira a ningún logro. Nos permite abrirnos para lo intemporal. Cuando Einstein explicó la naturaleza del tiempo ponía este ejemplo: "Cuando te sientas con una buena chica durante dos horas, crees que es sólo un minuto, pero cuando te sientas en una estufa caliente durante un minuto, crees que son dos horas. Eso es relatividad ".

El despertar no es una cuestión de semanas, años o vidas, sino de una revelación amorosa y paciente del misterio en este momento.

Un sentido de lo sagrado

Las personas espiritualmente maduras tratan cada acción que hacen como una práctica sagrada. La madurez espiritual significa una comprensión del hecho de que si necesitamos traer luz y compasión al mundo, debemos comenzar con nuestras propias vidas. Nuestras vidas personales se convierten en prácticas espirituales más genuinas que cualquier serie de experiencias que tengamos o cualquier filosofía que compartamos. Este enfoque personal de la práctica significa el respeto por el individuo y lo universal en nuestras vidas. Además, también honramos a nuestro cuerpo individual, a nuestra familia individual y a nuestra comunidad, así como a nuestra historia personal de alegría y tristeza. Las personas espiritualmente maduras tienen un profundo entendimiento de que su despertar espiritual personal afecta a todas las demás criaturas.

Descubrimiento independiente

En lugar de aceptar alguna filosofía o seguir ciegamente a un gran maestro, yendo por un camino insuperable, debemos reconocer que debemos ver por nosotr@s mism@s. En la madurez espiritual, encontramos un gran sentido de autonomía, no como una reacción a la autoridad, sino como una base para el reconocimiento sincero del hecho de que nosotr@s, como Buda, somos capaces de despertar espiritualmente. La madurez espiritual tiene una cualidad profundamente democrática. Significa que todos los individuos tienen la oportunidad de descubrir lo que es sagrado y de liberarse.

Este sentido de exploración combina la apertura de la mente con la "sabiduría discernidora", la capacidad de separar lo útil de lo dañino, lo que mantiene los ojos abiertos. Con una mente abierta, siempre aprendemos.

Nuestro sentido del descubrimiento nos da la oportunidad de usar las tradiciones de la gran sabiduría para aprender de los maestros y ser parte de la comunidad. Al mismo tiempo que estamos en contacto con nosotr@s mism@s, para ver la verdad y decir la verdad con gran respeto a nuestra propia integridad y a nuestro propio despertar. Este tipo de investigación nos permite ser más honest@s con nosotr@s mism@s.

Flexibilidad

La flexibilidad implica que la vida espiritual no se trata de aceptar una filosofía o conjunto de creencias o enseñanzas particulares, ni se trata de confrontar u oponerse a nadie. Es la ligereza del corazón lo que implica que todos los medios espirituales son balsas para llegar a la libertad.

Flexibilizar nuestra mentalidad aporta ligereza y sentido del humor a la práctica espiritual. Nos permite ver que hay miles de formas de alcanzar el despertar espiritual. Y si elegimos una manera y otras personas eligen otra, no hay nada de malo en esto. Podemos seguir diferentes caminos para llegar al mismo destino.

Conclusión

Con la madurez espiritual, nuestra capacidad de perdonarnos y liberarnos crece y se profundiza. Esto muestra la resolución natural de nuestros conflictos y la capacidad de volver a la alegría y la paz. Cuando alcanzamos la madurez espiritual, vemos la espiritualidad como una cuestión de quiénes somos y no de qué ideal, filosofía, religión o gurú seguimos. La espiritualidad de este tipo está llena de alegría e integridad; Es tanto ordinario como despierto. Tal madurez espiritual permite que la luz de lo divino brille a través de nosotros.

Espero que hayas disfrutado mucho de este artículo, a mí personalmente me encantó pues resume muy bien el vivir desde la espiritualidad nuestra vida. Además, espero que te sea útil en tu vida para vivirla con más conexión, paz, amor y sabiduría. Te invito a compartirlo si lo disfrutaste, así expandimos este camino hacia la consciencia y el despertar.

Te gustaría cultivar estas cualidades en ti y en tu vida, entra en este enlace y curiosea cómo puedo apoyarte en este hermoso proceso de crecer espiritualmente, haz click aquí.

*Artículo original en inglés: https://solancha.com/signs-of-spiritual-maturity/

 
 
 
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