Una de las cosas que más amo de crear arte es la libertad para mostrar la belleza de lo simple. Sin embargo, en muchas ocasiones mi mente entra a juzgar y es precisamente cuando soy consciente de las ideas y creencias condicionadas que he adquirido y que bloquean en muchas ocasiones lo que deseo expresar. Es maravilloso el ir creciendo en consciencia a través de mi proceso creativo. El observar qué surge en mí y desde dónde surge cuando me pongo delante del soporte en el que voy a crear. He aprendido muchísimo creando, y al mismo tiempo va creciendo el permitir que surja lo que mi corazón desea sin juicios, ni críticas ni deberías. De hecho, gracias a esta búsqueda y conexión con lo simple, apareció en mí el ensō. Citando a la wikipedia: "En la pintura del budismo zen, el ensō simboliza un momento en que la mente es libre para simplemente dejar que el cuerpo o espíritu se ponga a crear."
Cuando profundicé sobre ello, fui consciente de que en realidad la forma en la que creo y aspiro a crear es fundamentalmente esa filosofía que yo llamo no-mente. Pues no tanto deseo crear desde la mente, sino desde la no-mente. Es una forma de meditación, e intuición basada en la escucha de impulsos que no proceden de la mente. Debido a ello, me enamoré de crear ensō y explorar las infinitas posibilidades que surgen de algo tan simple y tan hermoso. Hay algo mágico en cada ensō y en cada pintura creada con un trazo único realizado desde ese hermoso estado de simplemente dejar fluir el momento. Mirarlos te atrapa, te transporta, te sumerge en lo más profundo de ti mism@ de forma casi hipnótica.
Adoro la belleza enorme que hay en una sola pincelada, en un sólo trazo, en simplemente líneas o un color. Adoro todo arte que esté repleto de esa energía de lo simple que despierta una conexión profunda. Adoro explorar lo a dónde me lleva. Sin embargo, este crear algo simple no es nada simple, precisamente por lo que he comentado sobre la mente y lo sutilmente que se cuela en el proceso de crear, bloqueando ese hermoso estado neutro y puro. Ese es el proceso en realidad, re-conectarme al vacío donde la mente no tiene ni voz ni voto, soltar completamente el ego y permitir que el cuerpo sea simplemente un instrumento, una herramienta para que surja lo que la vida desea crear a través de él.
Somos la vida expresándose de forma creativa a través de todo lo que vemos y lo que no vemos.
¿No es algo maravilloso y misterioso? Realmente para mí lo es.
¡Un abrazo grande, art lover!
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